Existian en mi epoca, una serie de viejitas que para buscarse los mojosos (los chelitos), tenian como medio de sustento, leer la taza. La misma, consistía en colar un café y darle al cliente una taza del mismo.
Cuando el cliente terminaba, esa misma taza la tomaba la vieja, la ponia boca abajo sobre el fuego, Al secarse un poco, se marcaban unas formas de montañas, las cuales leían estas clarividentes y hasta podían supuestamente predecir el futuro de los ignorantes clientes a quienes se las leían.
En una ocasión, mi amigo Ricardo Sánchez, Álias El Motón (No sé porqué ese apodo), asistió a una de esas "leiditas" de taza, luego de haber realizado el tradicional ritual, estas fueron las palabras de la vieja pitonisa:
"Tú estás enamorado de una muchacha muy bonita, blanca y de pelo negro.
Mientras la doña le hablaba, El Motón decía para sus adentros: "coño, y yo que no creía en estas vainas, pero veo que esta vieja es verdad que sabe".
La vieja continuó:
Es una muchacha de muy buena familia, pero aparece una controversia; la muchacha está enamorada de un amigo tuyo.
Cuando la vieja dijo esto, El Motón penso:
"Ya comenzó a fallar, las vainas no son así, Por lo menos, eso es lo que yo creo, aunque no estoy muy seguro porque, a ella nadie le dijo que yo estaba enamorado de esa muchacha, y hasta me describió Pin pun como ese ella. Es mejor que le haga caso -así dudó y luego se auto convenció el desconsolado Motón-
Motón se fué y en la noche, cuando nos encontramos en el parque, me hizo el cuento de la lectura de la taza.
Sucede que, para mi asombro, la chica de la que El Motón estaba asfixiado, estaba loca enamorada de mi, y así se lo dije al Motón. Le dije que esa muchacha hasta me hacía esquina de tan "emperrá" que estaba de mi.
Cuando terminé de decirle eso, pensé que El Motón me daría una carrera, pero para mi sorpresa, lo único que atinó a decir fue:
"Viadito, esa vaina a mi no me importa, porque para que se la coma un desconocido,que se la coma un amigo.
¡Uffff, respiré!
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