viernes, 6 de abril de 2012

Vivencias en La Romana: El inocente romanense calibrador de motor

Por Henry Osvaldo Tejeda Báez
En el sector Quisqueya Nueva, de La Romana), ocurren muchas cosas que causan mucha hilaridad. Recordemos la avioneta aquella que tenía mareados a los policías, quienes daban vueltas y más vueltas detrás ella, porque los muy estúpidos, la perseguían desde la tierra en motocicletas; eso era para echar las tripas de la risa. No estoy relajando, eso fue cierto y yo lo ví con mis propios ojos porque sucedió en la calle del frente de mi casa en que es lamisma que termina en el estadio de Los Todos del Este, en La Romana. Pero esa es otra historia que ya está en otras vivencias que fueron publicadas.
Esta vez se tratade otro caso, pero que no tiene nada que ver con el aire como lo de esa locura de la avioneta, ahora fue que, unos vecinos del mismo sector de Quisqueya, llamaron a la policía para quejarse de un indeseable motorista de esos que según el propio lenguaje "motoconchil", les "jiede la vida".
Era uno de estos jovenzuelos que, poco o nada, les importa la vida de los demás, que se creen dueños de las calles y que hagan lo que hagan nadie tiene que meterse en sus vidas porque no estan haciendo nada malo según sus erráticas creencia y maneras de ver la vida.
El hecho es que, el facineroso, estaba como dicen los propios motoconchos, "calibrando" su motor. Calibrar, no es otra cosa que correr en la rueda de atrás con el timón levantado con las narices hacia el cielo, y el morotista de la historia lo hacia de manera más que temeraria a toda velocidad calle arriba y calle abajo, como si estivoera corriendo en una pista propiedad de ese "Escupe seto.

Cuando la patrulla de policía llamados Los Linces aparecieron de repente en el barrio, cercaron al azaroso motorista y lo ateteraron con tra la pared de mi casa; lo apresaron en flagrante violación del código que dice que un motor, si tiene dos ruedas, no se puede andar en él en una sola de ellas.y luego de "Jalarle" uno de los "cerquillos".
El hecho es que se lo llevaron para el cuartel, y cuando el general policial supo de la novedad, mandó a un cabo a que le subieran al "calibrador" a su oficina. E, motorista iba pánfiro del susto y cuando se lo presentaron al general, este, con un aire de buena persona, todo el respeto del mundo saludó al asustado joven.
_Hola joven, cómo está ud?
Nuestro héroe se quedó azorado y más que sorprendido, no tanto por las palabras del general sino, por el tamaño de este hombrón que vestido de negro como estaba ese día, estaba parado ante él y le sonreía gentilmente, pero esa gentileza él la percibía como una catástrofe para el futuro buen funcionamiento de su anatomía en las prócimas horas. No obstante, se recuperó por un momento aparentando seguridad le dijo al general:
_-Señor, yo no he hecho nada, no sé porqué me han traído aquí pues yo no soy ningún delincuente y mucho menos un atracador; yo soy de mi casa y no molesto a nadie, por eso es que digo que tal vez los policías me confundieron con otra persona que se parece a mí.

El general, se quedó mirándolo por un instante para luego decir:
_ Mirándolo bien, tú me pareces un chico correcto y serio, pero debo decirte que esos policías no se equivocaron de persona pues te fueron a buscar a ti, pero como veo que eres un chica tan bueno y que no le haces daño a nadie, ahora mismo quedas en libertad. Diciendo esto, le dijo a la patrulla:
_ Despáchenlo a ese pobre muchacho tan ameno y entréguenle su motor. Nuestro héroe no podia creer tanta belleza y pensó: "Carajo, pero qué hombre tan decente, mira como se ha dado cuenta de que una "calibraíta no'e na", lo que quiere decir que ya no me volverán a joder más con eso y hasta me burlaré de esos vecinos de la mierda tan chismosos, y ahora, desde que llegue al barrio, les voy a calibrar en las mismas narices a esos malditos calieses que llamaron a la policía, ahora me toca a mi el bufeo de verdad".
Cuando iba saliendo del cuartel, iba sonriendo con la boca, pero llevaba un gran carcajada en la barriga por haberse salido con la suya. Listo para irse para su casa; con la misma sonrisa se acotejó en el asiento de su motor, pero cuando iba a encenderlo de repente escuchó  una voz en su espalda que medio sonriendo le dijo:
_Un momento jovencito, pues me falta decirte algo más; era el general que estaba parado en las escalinatas delanteras del cuartel. El motorista volteó la cabeza y siguió tranquilo, pero cuando escuchó lo la orden que el general le dio a subalterno, le quiso salir uno de esos vientos de asadura tipo follón de Yamasá. El general dio una órden:
_Hey, cabo, ¡quítele la rueda delanera al motor!
El joven no lo podía creer y balbuceó:
_Pero señor, y cómo piensa ud que puedo irme pa'mi casa sin esa rueda? No me haga eso, ombe. Ya ud sabe que no soy un tiguere.
El general, tranquilamente le dijo:
_A usted lo trajimos aquí por estar corriendo en una solo rueda, por tanto, nosotros asumimos que esa rueda no le hace falta, ahora lárguese y arrégleselas como pueda, asqueroso!
Eso se vino abajo,
Estas vivencias, fueron publicadas originalmente en el blog de Elpidio Tolentino en el 2009. Oficial superior a cargo de la plaza lo era a la sazón, el general general Rinel lozada Montás.

1 comentario:

  1. Hahahahaha!! Algo similar le paso a mi hermano mayor, cuando el era pequeño le gustaba "calibrar" mucho un dia mi padre (que dios lo tenga en su gloria) le quito la goma delantera de la bicicleta y ese barbaraso se fue como si nada! con tan solo su goma de atras.

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