sábado, 13 de marzo de 2010

VIVENCIAS EN OCOA: EL BAR TRES ROSAS Y SUS LUCES (PARTE 1)

Por Henry Osvaldo Tejeda

Con la década de los años setentas, llegó el concepto de los bares con poca o, casi nada de luces en los salones de baile, llegaron las "Boites" (se decía Buá).
En San José de Ocoa solo existía como bar clásico el Bar Tres Rosas, lo mismo que decir de El Brahím o, El Democrático de La Romana, donde iba todo el que quisiera, no importando su clase social, solo se exigía educación y buenas costumbres; si usted se portaba a la altura del lugar, ya está, a bailar, a beber y ¡a gozar se ha dicho! (y a darse "Vitilla" tambien, porqué no, si estaba frente al parque).

Mientras en la ciudad capital, los enamorados "iban de robo" con las novias porque podían hacer muchas travesuras (sanas, claro está) sin que fueran requisados por las miradas curiosas y pendencieras de los demás parroquianos -de las mujeres jamonas, "pasadas del meridiano" principalmente- nosotros en Ocoa, pasábamos el Niágara en Zancos porque, para Pururú Pimentel, el dueño del Bar Tres Rosas, el concepto de un bar con pocas, o casi nada de luces, no le entraba en el "Tutú", por eso le dijo un día a Ceíto, su principal amigo de "traguitos cortos":

_ Mire vale Ceo, esa pendejá que se ha puesto de moda dizque de bajar las luces de la pista de baile, ta requete "flochón", Yo no entro en esa sinverguencería, si quieren estrujarse hasta hacerse ampollas y "luyirse"las braguetas, que se vayan pa' Magante. (Magante, se le llamaba a la zona cabaretera que estaba ubicada en las afueras de la parte alta del pueblo).

_Vale Ceo, -siguió diciendo Pururú- a este bar vienen unos leonazos, como ese tal Chimbe, el hijo de Moro el mecánico, Rada el hijo de Papo, Tito Ortíz, Ico Subero, un tal Cacao, y hasta Henry Martínez, que si me llevo de ellos y le bajo la luz a la pista, tendremos varios partos cada nueve meses. ¡Esos tigueres no son fáciles!

Ya teníamos a Pururú hasta la coronilla, de tanto decirle que bajara esa jodía luz, que nos diera chance a dar una que otra "quemaíta" con las chicas. Un día, hasta le dije conté que una persona que fue de visita a Ocoa y vió tantas luces en el bar, nos criticó diciendo que bailar en ese bar era lo mismo que bailar en una vitrina de El Conde, allá en la capital.

"El Viejito" (así le decíamos los de más confianza) se quedó pensativo y luego me dijo: _ Bueno, talvez algún día podría bajar un poquitito las luces.
Eso lo vi como un logro después de todo pero, cuando se iba, se volteó y me dijo: _¡Recuerda que dije algún día! Ahí mismo me tumbó la nota, eso no estaría nunca en sus planes, por lo menos, eso creia él.

En el año 1970, mi buen amigo Tony Isa -epd- (tío del Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa), un señor muy emprendedor, bueno y serio a carta cabal, de lo mejor que ha tenido Ocoa, decidió habilitar un salón para baile en el Hotel Restaurant Marién, en esos momentos de su propiedad, por lo que contrató a su amigo, el cantante y pianista Julito Deschamps para que amenizara todos los Domingos un pasadía bailable en el lugar (a la sazón, Julito tocaba en el Piano Bar La Barrica, en la capital).

Resultó un tremendo palo, que cambió la rutina de la bebentina dominguera del pueblo, la acogida fue tan grande, que el lugar resultó pequeño para tal efecto. El Marién, volvió los Domingos una cita obligada de la comunidad, tanto así, que las personas reservaban sus mesas desde mediados de semana y aún después de terminarse el pasadía, seguían en la bebedera, nunca se armó un pleito. Rasgo éste digno de resaltar de los ocoeños.

El Hotel Restaurant Marién, estaba (y está aún) situado justo frente al Bar Tres Rosas, en el ala Oeste del parque Duarte, centro de la ciudad de Ocoa y Pururú, enviaba a un empleado a ver cómo estaba la fiesta, a veces iba él mismo de manera furtiva, pues ya le estaba causando preocupación que sus ventas se les estaban cayendo los domingos.


Para esos tiempos, ya yo había sido cancelado de la Banda Municipal de Música dizque por comunista y antibalaguerista, pero no me había quedado cruzado de brazos, y reuní cinco mozalbetes para conformar un conjunto musical bailable; machacando y destrozando la música, logramos montar varios temas, pero no pasábamos de ahí, todo era ensayar y nada más. El grupo lo formaban: Ramón Núñez (Momón) cantante de merengue y guirero, Ramón Ramírez (Camón) saxofón, Ramón Santana (Ramoncito) la guitarra bajo, Patay en la batería, Bienve Masa en las tumbadoras, Fidelito en la tambora (a veces en la batería) y yo, que tocaba la guitarra eléctrica y cantaba las baladas y los boleros.

Debo decir que nuestro apoyo logístico, venía de Tonino Isa, que no se apretaba para comprar lo que yo le dijera que nos hacía falta, pues, apenas contábamos con una batería que era propiedad de Liberato Tejeda, quien la tocaba en el desaparecido conjunto de los años sesentas, Los Montañeses.

El buen amigo Tony Isa, que sabía de mis inclinaciones al canto, pues me veía tocar todas las semanas en las misas de la Iglesia Católica al lado del Padre Luis Quinn, le dijo a Julito Deschamps su deseo de que me pusiera a cantar una que otra canción en su grupo, que no tenía que pagarme porque eso corría por su cuenta (carajo, lo que Ocoa perdió con la muerte de mi amigo Tony en un accidente de tránsito, es irreparable). Bueno, así se hizo, pero aparte de cantar con el grupo, durante los recesos, yo me quedaba sentado tecleando en el órgano, poniendo uno que otro tono, ya que no le quitaba la vista a Julito mientras tocaba.

Al paso de varios meses, Julito Deschamps empezó a faltar al compromiso y en una ocasión los músicos, que eran de Bani, se quedaron esperando a Julito y hubo que suspender el pasadía, eso causó mucho dolor al amigo Tony, que no estaba acostumbrado a quedarle mal al público, ni a nadie.

El Domingo siguiente, volvió la espera de Julito y nada de aparecer; hasta que Rafael Guerrero, segundo al mando en el grupo y cantante de merengues, me dijo: "Osvaldo, si hoy no tocamos, estos pasadías no se darán mas, mira como está Don Tony de preocupado y mira cómo está el local lleno de gente. ¿Te atreverías tu a, por lo menos, poner los acordes de los merengues y cantar algunas canciones acompañándote tu mismo al órgano? (Rafael veía que siempre me quedaba en los recesos frente a ese artefacto musical).

Mi respuesta no se hizo esperar, le dije: Rafael, nadie se muere la víspera, si nos matarán por "tocamalo" que nos maten, pero primero vamos a intentarlo. Rafael me miró y esbozó una sonrisa paternal, contó cuatro y empezó la fiesta.

Para o cansarles con la historia, les diré, que me pasé ese Domingo "tocando" ¿o, masacrando la música? en un órgano al que solo hacía cosquillas entre set y set.

Julito Deschamps jamás volvió y los músicos de Baní, a los tres o cuatro domingos recibieron la noticia de que no volvieran mas, había nacido un conjunto de mozalbetes que se harían cargo de los pasadías de los Domingos, había nacido Alpha 70, un pequeño grupo de locos dispuestos a hacer pedazos a la música, con sus chalecos de flecos y todo ese greñero que se usaba entonces y ahora, con un órgano nuevecito y una planta amplificadora de seis pies, acabadita de sacar de la cajeta.

Voy a dejar la historia aquí, para que la próxima semana se deleiten con las cosas que ocurrieron en el Bar Tres Rosas, y las ocurrencias de Pururú, luego de que se iniciaran esos pasadías de los Domingos en El Marién. La próxima entrega les aseguro que será aún mas interesante, ésta, solo fué el preámbulo)






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