jueves, 20 de octubre de 2011

CHÁCHARAS: SE TRAGÓ UNA MONEDA DE 25 PESOS

Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Hace tan sólo un par de semanas, en la capital dominicana, un niño se tragó una moneda en horas de la noche y su familia anduvo casi toda la noche entre hospitales y clínicas sin lograr que le atendieran al niño.

Dice el padre, que lo llevó al hospital Luis Eduardo Aybar y no lo atendieron porque no apareció ni un médico, y a los llamaron, dijeron que no estaban disponibles. Eso les pasó también en la Plaza de la Salud. Es una vergüenza, como anda la salud en este país.
Ya como a las 4 de la madrugada, la llevaron a una clínica donde fue atendido por un chino, lográndole sacar la moneda del estómago.
Este tipo de historias, son las que dan origen a mis chácharas; independientemente de lo penoso y preocupante del caso, al escribirlas para el lector, éste siente una mezcla de pena e indignación pero, al final se ríe, no del problema per sé, sino, de la narración del caso por los adornos que le pongo mientras les cuento la historia.

Si hubiera sido el hijo de un rico, se hubieran aparecido tantos médicos como perros detrás de una perra en celos; la mitad hubiera sido demasiado pero como el chico es el hijo de un "Juan de los Palotes" cualquiera,  nadie lo quiso atender. 

Si estuviera haciendo unas chácharas de esta situación, yo hubiera criticado al gobierno por hacer las monedas de veinticinco centavos de un material que no es atraído por el imán, pues si se construyeran de otro metal, digamos como el hierro, hubiera sido posible sacarle la moneda al niño por el fullín, mediante una varita fina dotada de un pequeño y poderoso imán en la punta, sin necesidad de operarlo, es decir, no hubiera sido necesrio abrirle la alcancía; ¡Ay, no, no, perdón, quise decir a la barriga, para sacarle la moneda.

Reitero, si yo estuviera haciendo unas chácharas de esta realidad, le hubiera puesto un dejo de jocosidad, en el sentido de que si hubiera sido en un campo de los mas remotos de este país, y se hubieran tardado demasiado en sacarle la moneda de la alcancía ¡cojollo! (excúsenme de nuevo, quise decir de la barriga), ya esa moneda hubiera generado intereses. Una infección estomacal que pudo haber mandado al niño a firmar con los Orioles de Baltimore.

Es que aquí, en este "cuesco" de nación, hasta los dolores de barriga suben de precio y los médicos ni respetan ya el juramento hipocrático, lo cambiaron por el juramento "hipodinérico". 

Usted puede estar retorciéndose de un dolor en la misma puerta de emergencia de un centro médico, y si usted no tiene nada en los bolsillos, ahí mismo se jodió, porque lo primero que le preguntan es: ¿Tiene usted seguro médico?

Este es el país, donde tenemos un presidente que no conoce el Pichirrí" de pollo y que tiene años diciendo: "He pa'lante que vamo!
Recuerde, que vivimos en un conuco al que nos ha cogido con llamarle país.

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