sábado, 14 de enero de 2012

CHACHARAS: UN TITULAR ENGAÑOSO ME PUSO A HABLAR DISPARATES

Henry Osvaldo Tejeda B.
Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Yo no sé si esto es cierto pero, acabo de ver un titular en un blog de La Romana, donde dice que se robaron un haitiano. Yo no puedo creer eso, porque ¡Válgame el Pecusio! ¿Quién coño quiere robarse un haitiano?

¿Para qué robarse un haitiano?; la gente ya no haya qué robar, es tanto el malestar social, que  los ladrones se roban hasta un pantaloncillo sucio de sica, no importa el tamaño, no importa si el caco es flaquito como un "fleje", no importa si tiene hoyos en la región por donde salen los gases venenos de metano, no  importa nada ya, el fin es robar.

¡Santísimo Belcebú (ó, malditísimo Belcebú), cuanta degeneración! ¿Robarse un haitiano? No, no salgo de mi asombro, aunque para decir verdad, hace días que se le dañaron los limpiavidrios a mi "tronco móvil" y yo tenía que ir a San Pedro de Macorís. Me estaba volviendo loco porque iba a cobrar un cheque y no quería ir en guagua del transporte público.
Para no cansarles con este pendejo cuento, les diré lo que se me ocurrió; alquilar un haitiano, para que vaya montado en el bonete de la camioneta con un trapo, para que me fuera limpiando el vidrio.

 ¿Habrase visto usted alguna vez una idea tan descabellada como esa? Yo un maldito genio del mal, no pensé que eso podría verse como un acto de xenofobia y de racismo, porque pude haber pensado en alquilar un dominicano vago, que de esos hay miles por estos Lares.

De todas formas, dejé la vaina así, me fui en guagua para no joderme más la existencia. Esto fue lo único que se me ocurrió publicar hoy.

¡¡Eeeyyy!! Me acaba de llamar Lincoln Rivera el dueño del blog en que vi la noticia,  y me acaba de decir que leí mal porque lo que dice el titular de su blog es,  "Haitianos les roban a compatriota".

¡Carajo! ¿Qué me está pasando? ¿Será la edad? Voy a tener que dejar de escribir, no puedo estar pasando vergüenza ante un público serio como ustedes, pero también ustedes tienen culpa por estar de curiosos, dicándole tiempo a lo que escribo para ver en qué terminan los disparates que comienzo a escribir como si fuera una telenovela.
 ¡Bueno que les pase, por curiosos!

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