lunes, 23 de enero de 2012

GASTON DELIGNE CON EUGENIO A. MIRANDA: "EL TRAMO DE LOS TRUÑOS"



El tramo de los Truños
Por Henry Osvaldo Tejeda 
 ".....mujeres de todos los calibres, menos de las serias. Para los que visitan esos lugares, eso es lo bueno de esas mujeres, que no se respetan".

Usted puede ir manejando por la calles de La Romana con una sonrisa, contento por algo bueno que le haya pasado; que se levantó a una chica buenísima, que hizo un buen negocio, que todavía a esa hora del día no lo han asaltado; que no pasó una haitiana metiéndole un aguacate entre boca y naríz; que está felíz porque recibió la noticia de que en el ayuntamiento ya no están robando; que algunos funcionarios fueron a una iglesia evangélica y le prometieon al pastor, dejar de ser gatos barcinos.

También, haber recibido la noticia de que la presidencia del PLD en La Romana, decidió no ser cómplice de ciertos malos manejos de fondos públicos. En fin, que ese día usted está de risitas porque todo le ha salido bien y por tanto, está "de risitas".

Ahora, si usted quiere mantener ese buen estado de ánimo, evite pasar por la calle Eugenio Miranda, por el tramo comprendido entre las calles Gastón F. Deligne y Tiburcio Millán López para que no se le suba "Peúa" al juicio (Léase, el mismo Diablo; Peúa y El Pecusio, le decimos en Ocoa).

Desde que uno llega al lugar de acopio de chatarras de hierros viejos (compra de metales), enseguida siente uno que se le forman unos surcos en la frente, fruto del encojonamiento por la cantidad de vehículos mal estacionados. Al momento de tomar la foto que ahí ven, ya se habían ido cuatro camionetas; las mismas que me hicieron estar parado un buenrato.
Si usted logra salir de ahí si que le den un boche, unos metros más adelante le espera la esquina de la Gastón Deligne, donde hay dos negocios de bebidas alcohólicas que es un pandemonium. En esa esquina ya han matado y herido a varias personas; por ahí no hay gente que sobria, cuando paso por ahí, me parece que todas las personas que veo están borrachas, además de que hay mujeres de todos los calibres, menos de las serias. Para los que visitan esos lugares, eso es lo bueno de esas mujeres, que no se respetan.


Las más solemnes palabras que escuchas en el entorno esa esquina (no se le ocurra pasar por ahí los Sábados), son las de una mujer con una botella en la mano y un yaniqueque en la otra que te dice: ¡Eeeyyy, negro, echa pa'ca, ponte en mi que ya yo toy en ti papí, entra al bar pa'que no ajutemo do fría" y depué de ahí, tu le da pa'llá con tó lo que tu tenga, esa vaina  e'de goma". je je je.



Desde que usted oiga las primeras palabras, ¡lárguese de ahí, que se lo comen vivo!

Dirá un chusco, "Pero, y AMET y el ayuntamiento  dónde están?
Le contesta el otro chusco: _¿Ayuntamiento, AMET? ¿Con qué se come eso? ¿Existen esas "cosas" aquí en La Romana? 
_¡Ah, carajo! No sabía que existían, ¡perdonen!

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